¿Y AHORA QUÉ?

10.10.2023


He llegado a mi casa, a mi país, después de un largo viaje, de una burocracia infinita, pero ¿y ahora qué?

Continúo encerrado, continuo entre cuatro paredes, continuo viviendo con vistas a una ventana enrejada.

Me asomo a la ventana y huele a España, mi casa está cerquita, a pocos minutos, pero sigo estando preso, sigo encerrado. No tengo libertad, me siguen arrebatando mi bien más preciado Mi Libertad.

Ya nada es igual, efectivamente estoy en mi ciudad, pero no con mis amigos, no con mi familia ¿dónde están?

Tal vez ellos son los que no viven dentro de mis muros, ni dentro de todo lo que he vivido, ni viven dentro de todo lo que he pasado, ni dentro de todo lo que he perdido. Fue un mal día, una mala decisión, fuera de mí país, sin conocer el idioma para poder expresar y defenderme, que me marca y me marcará toda mi vida.

Conozco a personas, que me dan vida, me dan oxígeno, me aproximan al exterior, a lo que hay detrás de los muros, aunque también me dan bofetadas de realidad.

Cómo me llenan esas visitas, las necesito y hasta con el tiempo entiendo que no son únicamente visitas profesionales, si no más allá de todo eso.

Necesito ayuda de muchos profesionales, pero no todos son accesibles ni están a mi disposición. He comprendido con el tiempo que tal vez soy mucho más fuerte que todo lo que me han hecho ver a lo largo de mi vida.

Nunca pude imaginar que una de las personas más cercanas que tendría al llegar a España sería mi abogado.

Sin familia, sin amigos, sin recursos, empezar de cero en la ciudad que me vio nacer y además encerrado, sabedor que puedes confiar en muy pocas personas, la visita de mi abogado de forma incondicional es el impulso que necesito para empezar de cero, y nunca mejor dicho.

Gracias a todos los abogados y abogadas que viven con nosotros en los centros penitenciarios, haciendo las preguntas mínimamente indispensables, pero que con su saber logran transmitir la fuerza que necesitamos.

Feliz comienzo de Año Judicial

ANA ARRANZ SANZ