DÍA INTERNACIONAL DE LAS MUJERES

El 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de las Mujeres, una fecha que nos invita a reflexionar sobre los avances y desafíos en la lucha por la igualdad de género. En este contexto, es crucial abordar la situación de las mujeres privadas de libertad, un colectivo que, a menudo, sufre vulneraciones específicas de sus derechos humanos.
Un trágico ejemplo de estas violaciones ocurrió recientemente en la República Democrática del Congo. El 27 de enero de 2025, durante una fuga masiva en la prisión central de Goma, al menos 163 mujeres fueron violadas y, posteriormente, quemadas vivas, después de haberse prendido fuego a la instalación. Este atroz incidente pone de manifiesto la extrema vulnerabilidad de las mujeres en contextos penitenciarios.
Las mujeres en prisión suelen enfrentar condiciones adversas que agravan su situación. Además del hacinamiento y la falta de recursos básicos, muchas sufren violencia sexual y discriminación de género. Estos abusos no solo violan sus derechos fundamentales, sino que también dificultan su incorporación social y perpetúan ciclos de violencia y exclusión.
La comunidad internacional ha reconocido la necesidad de proteger los derechos de las mujeres privadas de libertad. Las Reglas de Bangkok, adoptadas por la Asamblea General de la ONU en 2010, establecen directrices específicas para el tratamiento de las mujeres presas, enfatizando la importancia de abordar sus necesidades particulares y garantizar su dignidad y bienestar.
Sin embargo, la implementación efectiva de estas normas sigue siendo un desafío en muchos países. La falta de formación del personal penitenciario, la ausencia de políticas de género y la impunidad ante los abusos son obstáculos que impiden avances significativos en la protección de los derechos de las mujeres en prisión.
El caso de Goma subraya la urgencia de adoptar medidas concretas para salvaguardar los derechos de las presas. Es esencial que los Estados implementen políticas de protección, en cumplimiento de los tratados internacionales que vienen reconociendo los derechos de las mujeres privadas de libertad, pero sin efectividad real en demasiados casos.
El derecho a la dignidad y a la integridad personal, son básicos y fundamentales, por ello, las presas deben ser tratadas con respeto y protegidas contra cualquier forma de violencia o abuso. Se debe garantizar el acceso a servicios de salud adecuados, ya que muchas mujeres en prisión carecen de acceso a atención médica especializada, incluyendo su salud sexual y reproductiva. Se deben garantizar unas condiciones de vida adecuadas, ya que la sobrepoblación, la falta de higiene y la mala alimentación son problemas comunes en las cárceles de mujeres. Se debe proteger la maternidad y los vínculos familiares: muchas mujeres son madres y tienen serias dificultades para mantener el contacto con sus hijos e hijas, lo que afecta su bienestar emocional y el de sus familias. Se debe reconocer el derecho a la rehabilitación y reinserción social, implementando programas de educación y formación laboral que les permitan reinsertarse en la sociedad tras cumplir su condena.
Además, es fundamental promover alternativas a la prisión para las mujeres que delinquen, especialmente para aquellas que son madres o cuidadoras principales. Estas alternativas tienen un impacto positivo en sus familias y comunidades, facilitando su reinserción y reduciendo la reincidencia.
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, recordemos que la lucha por la igualdad y la justicia debe incluir a todas las mujeres, independientemente de su situación legal. Garantizar los derechos de las mujeres privadas de libertad es una responsabilidad colectiva que refleja nuestro compromiso con una sociedad más justa y equitativa.
Por ello, desde la Asociación de Derecho Penitenciario "Rebeca Santamalia" queremos dar visibilidad en este día a las mujeres privadas de libertad, queremos tenerlas presentes y reivindicar todos los derechos de los que son titulares que, con cierta frecuencia, son quebrantados.