POR UN DERECHO PENITENCIARIO ADULTO

14.04.2023

El sentimiento de impotencia, inutilidad, de darse una y otra vez contra el mismo muro, sin conseguir derribarlo y ni tan siquiera abrir una pequeña grieta, es algo que expresamos las personas que nos movemos en el ámbito penitenciario. Tanto las que están dentro como las que estamos fuera, como profesionales de la abogacía o de ONGs.

Un sistema penitenciario español que se jacta de ser referente para otros estados, y que sin embargo no deja de generar daño y conseguir escasamente su fin. Que sí, que tiene instalaciones adecuadas -se suele decir de forma recurrente que mejores que las residencias de ancianos- pero que invitaría a estar en ellas sola un par de días, para ver si tras la estancia siguen pensando igual, a todas aquellas personas que lo dicen, y a las que ejercen la política. Pues que pasen políticos ilustres, que unos cuantos hay, ya de poco sirve.

Los principios que inspiraron la nueva ley seguramente eran positivos, se preveía cierto protagonismo de las personas privadas de libertad, pero nunca se materializaron. Deberíamos reflexionar sobre un sistema penitenciario más participativo, más adulto, más responsabilizador. ¿No se podría "acordar" entre la institución y la persona destinataria, presa, un itinerario, con compromisos mutuos reales?. Actualmente se le pide a la persona presa que cumpla el PIT, pero sin obtener nada a cambio. Es, por tanto, preciso temporalizar y animar a la persona que se encuentra encerrada y desesperanzada.

En ocasiones, muy muy escasas, hay destellos de que esto es posible. Un Arturo Beltrán, que se convirtió durante décadas en referente por sus resoluciones. Pero estoy seguro o, eso me gustaría creer, que hay más Arturos de los que pensamos.

Como muestra, en este mes de abril, la jueza de Vigilancia Penitenciaria de Córdoba, ha dictado un auto valiente que ahora desarrollaré, pero que además fue precedido de una cierta negociación con el preso. Trataba de la concesión de un permiso a unos de los presos con condenas acumuladas más altas (41 años) -cadena perpetua de hecho- por delitos cometidos hace décadas. Una vida compleja, plagada de reformatorios, y que hoy con sus 57 años, lleva 30 dentro ininterrumpidos. Disfruto de un par de ocasiones de permisos, la última de Arturo, y como no, la lió... Diez años después, le han dado, adelanto, otra oportunidad. ¿Qué pasará? Quién sabe...

En el auto, la jueza como viene haciendo con los procedimientos de las personas presas que piden hablar con ella, cita la conversación mantenida y la tiene profundamente en cuenta. Incluso levanta una acta de la audiencia que incorpora al expediente judicial. No sé que ocurrirá, pero sí tengo la certeza que cuando me llamó el preso, para avanzarme que la jueza le había anunciado que le iba a estimar el recurso, como efectivamente hizo posteriormente, esta persona en algo había cambiado. Más aún, cuando yo le aseguré, que yo no había hablado previamente con la jueza, que él había sido el protagonista, le habría convencido que era confiable y que esa era la justa decisión. Creo que es consciente que es su última posibilidad. Conoce que es lo que espera la jueza de él, que pasos concretos debe dar, y cuando accedería a la semi-biertad. Concluye el auto "Si incumple las condiciones o quebranta, el interno sabe que se estará cerrando las puertas a la futura evolución y se repetiría la historia pasada que en su audiencia manifestó que no pensaba repetir los errores del pasado". Con todas las dificultades, ya depende de él.

Convenzamos al resto de jueces que esta es la vía.

Valentín Jesús Aguilar Villuendas. Córdoba